La Plataforma Española de la Biomasa -BIOPLAT- foro de colaboración público-privada del sector español de la bioeconomía, ha lanzado un comunicado acerca de las consecuencias de los incendios forestales que están teniendo lugar en diversas regiones de España.
La organización, señala que, en lo que llevamos de año, han ardido ya más de 193.000 hectáreas, posicionando a 2022 como el año con más incendios de la historia de España.
Gestión de montes y abandono rural
Uno de los motivos a los que señala la propia plataforma es el abandono rural y acumulación de biomasa. La despoblación progresiva del medio rural ha conllevado el abandono de los usos tradicionales del monte (leña, pastoreo, etc.). A lo que se le suma que España es un país con más de 27,5 millones de hectáreas de monte y un ritmo de crecimiento del 2,19%, muy superior a la media europea (0,51%).
Sin embargo, la biomasa que se extrae de los mismos es, de media, un 40% menor en España que en Europa.
El motivo que exponen es que los montes gestionados son una minoría, lo que resulta especialmente peligroso. Un monte es un ecosistema que necesita cuidados y mantenimiento por lo que deben incrementar su capacidad de respuesta a plagas o enfermedades, permitir el acceso y la circulación, e implementar medidas específicas contraincendios (cortafuegos, etc.).
Por el contrario, la ausencia de gestión forestal sostenible permite la acumulación de biomasa.
Si a esto se suma el calor extremo y la ausencia de lluvias, el resultado son incendios de sexta generación absolutamente incontrolables, fundamentalmente por la incapacidad de penetrar en los montes para apagarlos dada la acumulación de biomasa presente en los mismos.
A su vez, solo se puede esperar a que se extingan una vez se ha calcinado la totalidad de la masa forestal, ocasionando pérdidas de vidas y de ecosistemas enteros, además de bienes materiales.
Biomasa y bioeconomía
Por otro lado, algunos de los puntos que destaca Bioplat son la biomasa y la bioeconomía. Esta última, entendida como modelos de negocio sostenibles que aprovechan el carbono orgánico presente en los residuos o subproductos que se generan en los campos, montes o industrias con objeto de valorizarlos para generar bioenergía, biocombustibles o bioproductos, es una realidad en España.
Este carbono orgánico puede sustituir al carbono fósil presente en los hidrocarburos (gasoil, gasolina, queroseno, gas natural) y en la energía eléctrica y térmica; y también puede sustituirlo en todos los productos derivados del petróleo (materiales, químicos, cosméticos, etc.).
A lo que Bioplat añade que, la bioeconomía es un vector generador de inversión sostenible además de un factor esencial para dinamizar socioeconómicamente y vertebrar los territorios.
La biomasa forestal obtenida como resultado de las operaciones selvícolas que tienen lugar al gestionar los montes puede utilizarse en el ámbito de la bioeconomía para generar bioenergía, biocombustibles y bioproductos. Es decir, una gestión forestal sostenible no solo evita los grandes incendios forestales y sus terribles consecuencias, sino que proporciona materia prima local y sostenible que permite sustituir combustibles, energía y productos de base fósil, contaminantes e importados, por otros biobasados.
Con esto, la solución que la plataforma plantea es la de contar con una Estrategia Nacional de Gestión Forestal Sostenible que coordine a las administraciones públicas a todos los niveles.
Así, se podrían conseguir los objetivos de implementar medidas antiincendios preventivas de grandes incendios forestales; movilizar la biomasa forestal sobrante que se utilizaría como materia prima para el sector de la bioeconomía, contribuyendo de esta forma a la transición ecológica y al reto demográfico; mantener e incrementar los montes como sumideros naturales de carbono contribuyendo al ambicioso objetivo establecido para la UE (310 millones de toneladas CO2 equivalente en 2030).
Biomasa forestal en la Directiva Europea de Renovables (RED III)
Hace un año la Comisión Europea publicó el paquete Fit for 55 (objetivo 55) elevando su ambición climática y comprometiéndose a reducir las emisiones en -al menos- un 55% de aquí a 2030, como paso intermedio hacia la neutralidad climática en 2050. Para avanzar hacia dicho objetivo, se acordó la revisión de la legislación europea en materia de clima, energía y transporte (alrededor de 13 reglamentaciones) con el fin de adaptarla a los objetivos para 2030 y 2050.
Entre ellas, se encuentra la Directiva Europea de Energías Renovables, que espera ser aprobada a principios de 2023. Esta Directiva, más ambiciosa en sus directrices y objetivos, implica incrementar también la exigencia de los requerimientos de sostenibilidad para la biomasa forestal.
Fuente: www.bioplat.org