Eliminar las ayudas a la biomasa primaria aumentará el riesgo de incendios

La Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España, COSE, celebró los pasados días 6 y 7 de junio en Castellar de la Frontera (Cádiz) su asamblea anual, en la que se reunieron representantes de las diferentes Comunidades Autónomas para hablar de los temas forestales más estratégicos para el sector. 

Una de las principales cuestiones abordadas fue la de advertir a las administraciones implicadas y sus responsables políticos de los graves riesgos que puede tener la eliminación de ayudas europeas a la biomasa primaria. Es decir, aquellos residuos que resultan de las labores de gestión y mantenimiento de los montes.

La biomasa es un recurso energético clave para la sustitución de las energías de origen fósil. A lo que se le suma que, si no se retira de los campos, puede aumentar el riesgo de incendios. 

Por lo tanto, eliminar las ayudas a la biomasa primaria supondrá un mayor riesgo de incendios forestales en España. Así lo ha advertido la Confederación de Selvicultores en España (COSE). 

La dirección de Medio Ambiente de la Comisión Europea ha propuesto una importante revisión de los criterios de sostenibilidad de la bioenergía. Una de las medidas que se quiere aprobar el próximo 15 de julio es la de restringir el uso de la biomasa forestal primaria, es decir, los restos de las selvicultura para los objetivos de energía renovable.

Así, la biomasa primaria “no se contabilizará para el objetivo de energía renovable y tampoco recibiría ninguna ayuda financiera». «La biomasa es una importante solución climática por su papel en la sustitución de la energía fósil»  señala la COSE.

En España, la bioenergía de biomasa se basa en gran parte en los restos de las prácticas de gestión forestal. Por ende, si la biomasa se deja fuera del objetivo de las energías renovables, los incentivos para la gestión forestal activa se verían reducidos. A su vez, sin gestión forestal activa, “se incrementaría de manera alarmante el riesgo de grandes incendios forestales”.

Igualmente, la situación provocaría el freno de la economía de los enclaves forestales al disminuir una fuente de ingresos procedente de este recurso. Lo que agravaría la dependencia y pobreza energética, ya que la biomasa primaria y la secundaria son una “importante solución climática por su papel en la sustitución de la energía fósil”.

Por otro lado, el aumento de biomasa forestal en los bosques, supondría un riesgo en términos de perturbaciones naturales (como plagas y enfermedades) y un impedimento en la regeneración. Además, según las últimas investigaciones, un bosque menos gestionado es un bosque con menos absorción de dióxido de carbono, lo que implica un mayor riesgo de sufrir incendios forestales. 

A lo anterior se le añade la complejidad normativa y burocrática, en la que se incurriría al “incorporar más criterios específicos de sostenibilidad”, que “dificultarían aún más el desarrollo de una gestión forestal adecuada, con el riesgo de abandonar los montes y su actividad”. Propuesta que además entra en conflicto con el propósito del plan RePowerEU, el cual persigue aumentar el objetivo de las energías renovables al 45%. 

La Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España rechaza la idea de establecer categorías separadas para la biomasa primaria y secundaria, y pide enmiendas que permitan contabilizar la biomasa primaria en el objetivo de las energías renovables.

Una fiscalidad forestal

Otra de las cuestiones aprobadas en la Asamblea Anual fue la petición de una serie de propuestas fiscales que podrían revertir la situación de progresivo abandono de la actividad forestal. Estas propuestas tienen en cuenta la realidad de las actividades selvícolas como los largos turnos de producción y largos períodos de retorno de las inversiones. 

Igualmente, contemplan la falta de rentabilidad económica, las amenazas sanitarias y un alto riesgo de incendio forestal que se acrecienta con veranos cada vez más calurosos, sequías o vendavales. Según un informe del Banco de España, es “imprescindible” potenciar y mejorar la fiscalidad medioambiental para que la economía pueda avanzar eficientemente y con menores costes en el proceso de transición ecológica.

Fuente: Energías Renovables (2022)

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